¿Qué son y cómo entrenar los reflejos primitivos? ¿es algo meramente de nuestra infancia? ¿cómo repercuten a nuestra vida adulta? ¿y en el alto rendimiento?
Quizás es raro que, aquellos que no tienen bebés, hayan escucahdo hablar de este tipo de reflejos. Pues de manera sorprendéntemente limitante, más allá de la consulta de pediatría, parece no tener cabida.
De forma resumida, los reflejos primitivos son: patrones básicos con los que nacemos, movimientos estereotipados que surgen para ir desarrollando nuestro sistema
motor y neurológico. Es decir, todos los movimientos que disponemos en nuestra edad adulta tienen su inicio en este tipo de movimientos reflejos.
Los reflejos primitivos, han sido grabados con el paso del tiempo en nuestro código génetico. Son el resultado de miles de años de evolución humana. Los primeros mapas motores que comienzan a mover al bebé cual títere, reaccionando de manera involutnaria a ciertos estímulos. Por ejemplo, al mover la cabeza hacia un lado, el brazo y la pierna del mismo lado se estirarán - Reflejo tónico asimétrico del cuello -.
Este mapeado neurológico involuntario es el que usan los pediatras y neurólogos para valorar la correcta evolución del bebé, estableciendo los tiempos en los que deben aparecer e integrarse. Ahora bien, esta visión meramente post-natal se torna escasa cuando nos preguntamos: ¿pueden aparecer los reflejos primitivos en las personas adultas? ¿Qué pasaría si ese mismo reflejo estuviera activo en un deportista de alto rendimiento?
Pues la respuesta es que sí. Esos reflejos primitivos que en un inicio nos ayudan a generar dinámicas básicas de nuestro cuerpo pueden convertirse en un problema cuando, por ejemplo ante un impacto, se han vuelto a activar. La reacción no será tan exagerada como la del bebé, pero el conjunto de compensaciones que se producirán a partir de este momento condicionará el buen funcionamiento de nuestro sistema. Nuestro rendimiento va a estar restringido por un movimiento involuntario de defensa.
En nuestra vida se revelarán como compensaciones, dolores, o contracturas crónicas... en el alto rendimiento será la diferencia para alcanzar ese centímetro o esa milésima de segundo que te convierta en campeón del mundo.
Por tanto, los reflejos primitivos son mucho más que una reacción del bebé. Descubrirlos, aprender a valorarlos, entrenarlos y reintegrarlos debería ser el primer objetivo de cualquier plan de recuperación.